El joven que se ha quedado sin ser bombero por el opositor trans: «Es un hombre, es un fraude»
David L. Y. impugnó las notas de las pruebas físicas y logró el puesto en Madrid al aplicársele el baremo femenino
Raúl Asenjo tiene 21 años y desde que posee uso de razón sueña con ser bombero. Este vecino de la Sierra de Madrid creyó haber tocado el cielo en noviembre, cuando vio que había logrado la plaza número 126 (la última con opciones) de la oposición en el Ayuntamiento de la capital. Sin embargo, el 2 de diciembre, tras el periodo de alegaciones, una persona a la que conocía desde hace tiempo se le ponía por delante y le arrebataba el trabajo después de que en la revisión de notas de las pruebas físicas pasara de un 8,32 a un 9,71. ¿La razón? El aspirante David L. Y., veinteañero como él y vecino el sur de Madrid, se había declarado mujer. Como tal, el tribunal tuvo que aplicar sus marcas con el baremo femenino (más bajo y con más tiempo para realizar los ejercicios), y escaló cien puestos: del 201 al 101, eliminando por tanto a Raúl, que se quedó en el puesto 127 y, por tanto, sin su plaza.
Fuentes municipales explican a ABC que el bombero trans en ciernes (sólo le queda pasar el reconocimiento médico, que se llevará a cabo entre los días 11 y 18 de diciembre) se inscribió en la convocatoria de oposiciones, el pasado enero, como una mujer. Ahora, desde el Área de Emergencias y Seguridad, que dirige la vicealcaldesa de Madrid, Inma Sanz, van a analizar al dedillo si realmente David, que conserva su nombre de varón y nacimiento, ha oficializado en tiempo y forma su cambio de género. Sobre todo, en el plazo que va entre el 21 y el 30 de octubre pasados, días en los que se realizaron los exámenes físicos.
La llamada Ley Trans, auspiciada por la exministra y ahora eurodiputada de Podemos Irene Montero, viene cargada de polémicas y fraudes de ley desde su aprobación, en febrero de 2023. El único requisito para inscribirse como persona de un género distinto al sexo biológico (el que se tiene al nacer, por los órganos reproductivos) es acudir al registro. Allí, se expone la decisión y en un plazo máximo de tres meses el interesado debe confirmar su determinación. Luego, la Administración cuenta con un máximo de un mes para emitir la resolución.
No hace falta ni cambiarse de sexo físicamente ni tampoco es necesario modificar el nombre de nacimiento. Tan solo el mero papeleo con la solicitud. Sectores feministas (pese a que el PSOE apoyó finalmente el texto definitivo) y deportivos de competición, entre otros muchos, critican la total arbitrariedad de esta nueva legislación y los problemas que está ocasionando por los fraudes que se cometen.
En el caso de que se comprobara que David sí que realizó el cambio legal ajustándose a sus preceptos, que es la teoría que actualmente tiene más fuerza, estaríamos ante una polémica que no puede tener más recorrido en su contra. Raúl Asenjo ya ha puesto el asunto en mano de sus abogados y piensa recurrir: «Básicamente, lo que pido es que esto es un fraude y que se le valore como a un hombre», explica, en conversación con este periódico.
Resulta curioso que el afectado coincidió con el bombero trans en los dos años que estuvo preparando sus oposiciones en una academia junto a la Plaza Elíptica de Madrid, en el distrito de Carabanchel. «Porque allí David utilizaba los baños y el vestuario masculino y no dijo nunca que fuera una mujer», detalla Asenjo, en referencia a que se debían cambiar y duchar cuando se entrenaban en el gimnasio para las pruebas.
Pero tampoco usó los femeninos cuando se supone que ya estaba registrado como mujer, a finales de octubre. Aquellos días de exámenes de físicos dentro ya de la oposición, también se cambió en los vestuarios de hombres. «Es más, el Consejo Superior de Deportes es el que regula hasta el tipo de bañador que debemos usar en la prueba de natación: los hombres, solo la parte inferior, mientras que las chicas también deben ir con la prenda de arriba, cosa que él no hizo. En ningún momento trasladó verbalmente a nadie que ahora era una mujer», explica Raúl Asenjo.
Los simulacros que se hacían durante la formación previa a las pruebas los llevaba a cabo también según los baremos masculinos; este es un dato muy importante, pues así es como los aspirantes pueden calcular si están preparados o no para los exámenes de verdad y ajustar el entrenamiento que realizan, como si de deportistas de competición se trataran.
El 13 de julio, se celebraron los test teórico y psicotécnico en la Universidad Complutense. Los días 21, 23, 38 y 30 de octubre se practicaron las pruebas físicas, consistentes en carreras de 200 y 1.500 metros; natación; cuerda; torre, y habilidades funcionales (uso de maza, movimiento manual de cargas, corte de madera, manejo de pala...).
En noviembre salieron las notas: David había sacado un 6,08 en la teoría y un 8,32 en la práctica (con el rango de medición masculino), lo que arrojaba una media de 7,2, por detrás del 7,785 de Raúl Asenjo, en el puesto 126. Ocho mujeres biológicas aprobaron las teóricas y dos las de fuerza. Pero el protagonista de esta historia pidió una revisión de las notas, de modo que pasó de un 8,32 a un 9,71, lo que se tradujo en una calificación media de 7,895. Recurrió como mujer cuando vio que se quedaba fuera.
David L. Y. había intentado otras opciones como bombero o policía local en Getafe, Segovia o Guadalajara, en 2023 y 2024. Se desconoce si lo hizo con su género de nacimiento o no, pero sí con el mismo físico de hombre deportista.
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