A continuación presentaré un artículo que en el momento de su lectura me pareció de contenido muy interesante, ya que venía a tratar un tema que últimamente está de actualidad. Es cierto que no tanto en nuestro país pero que no por ello de menor valor aquí.
El artículo es una traducción del inglés del prestigioso Dr. Bill Lewinski director y fundador del “ Force Science Institute” cuyo trabajo se centra en el estudio de la utilización de la fuerza por los agentes de la autoridad y que de manera constante publica en su web www.forcescience.org
Éste es el artículo:
La idea que se mantiene es hacer que, una vez que cada policía esté equipado con una cámara personal, se pueda evitar la controversia que acompaña a éstos cuando hacen uso de su arma de fuego, así como de otros usos de la fuerza ya que existe la creencia general de que : lo que pasó de verdad será capturado en video y así todos lo podremos ver. La verdad es que ésto, no tiene porque ser necesariamente así.
No hay duda de que las cámaras personales, como las de vigilancia, teléfonos móviles etc., nos pueden proporcionar una perspectiva exclusiva de los enfrentamientos, y en la mayoría de casos probablemente ayudarán a los agentes. Pero de la misma manera que todos esos otros aparatos, una cámara instalada en tu uniforme o en tu cabeza tiene sus limitaciones que por supuesto, necesitan ser entendidas y consideradas cuando se analicen sus imágenes registradas.
Condenar rápidamente a un policía por un comportamiento inapropiado basándose únicamente en las imágenes registradas de su cámara personal, puede ser una arriesgada decisición. Ciertamente una cámara puede proporcionar más información sobre lo que pasó en la calle pero no precisamente toda la información necesaria para efectuar un juicio justo e imparcial de lo sucedido. A parte de lo que ven las cámaras también hay que tener en cuenta los factores humanos que influyen.
En una reciente entrevista, el profesor Lewinski, enumeró 10 limitaciones que creía importantes para que el investigador, fiscal o juez las mantuviera presentes en relación con las imágenes registradas de las cámaras personales:
1. Una cámara no sigue tu vista ni ve lo que ven tus ojos.
Teconológicamente hablando, una cámara personal no es un eye-tracker ( dispositivo que sigue la mirada de quien lo lleva). Este complejo dispositivo es capaz de seguir los movimientos del ojo y superponer un pequeño círculo rojo sobre las imágenes de video marcando así, con un nivel de precisión muy alto, el lugar exacto donde se está mirando en cada momento en fragmentos de tiempo de un microsegundo.
Una cámara personal fotografía una escena amplia pero no puede documentar en que punto de esa misma área se está mirando en un momento dado. Si fijas la mirada en un punto más allá de donde la cámara está grabando, puede que en la grabación esa acción que está pasando justamente frente a tus ojos no se vea.
De la misma manera, la cámara no puede sentir los fenómenos psicológicos ni fisiológicos que puede experimentar una persona sometida a alto estrés. Como una especie de mecanismo de supervivencia, nuestra mente puede suprimir algunas imágenes que, en una situación de amenaza grave para la vida, no parecen importantes y por ello fija la atención muy obsesivamente sobre la amenaza, no dándonos cuenta de aquello que nuestro cerebro está desechando.
Nuestro cerebro también nos puede jugar malas pasadas que una cámara nunca distinguirá. Por ejemplo, si un sospechoso está conduciendo su vehículo hacia nosotros, nos parecerá mucho más cerca, mucho más grande y mucho más rápido que en la realidad y ello es debido a un fenómeno llamado “looming”. La película registrada por la cámara posiblemente no transmita esa sensación de amenaza que experimentamos en la realidad.
Resumiendo, puede haber una gran desconexión entre nuestro campo de visión, nuestra percepción visual y la de la cámara. Posteriormente, alguien que vea lo capturado por la cámara y lo compare con nuestra reacción puede tener una sensación profundamente diferente de lo que pasó en el momento en que ocurrió.
2- Algunas señales de peligro importantes no pueden ser registradas.
Señales táctiles que a menudo son importantes para el agente para decidir si se usa la fuerza o no son muy complicadas de registrar para una cámara. La tensión por resistencia es un ejemplo excelente.
Habitualmente cuando tocas a alguien sabes si va a resistirse o no. Rápidamente puedes aplicar fuerza como medida preventiva, pero en la cámara puede aparecer como que hemos actuado ante un hecho que no lo merecía, porque la señal de alarma sensorial no se registra visualmente.
Por supuesto, la cámara no puede registrar el historial y la experiencia que aporta el agente a la actuación. El comportamiento del sospechoso en el video, para una persona no policía, puede resultar inocuo, pero para el policía experimentado puede aportarle señales que le alerten del riesgo para su vida. Por ejemplo, un atacante que levanta las manos puede parecer que se está rindiendo, pero para el policía, basándose en su experiencia anterior, esto mismo puede interpretarse como un movimiento intimidatorio y combativo que presagia un ataque inminente. La cámara únicamente captura la acción y no la interpretación.
3. La velocidad de la cámara difiere de la velocidad de la vida real.
Debido a que las cámaras personales graban a mucha más velocidad que la típica de los establecimientos de conveniencia , gasolineras y otros establecimientos, es poco
probable que los detalles importantes se pierdan entre las fracciones de milisegundos que hay entre fotograma y fotograma como pasa en muchas ocasiones con aparatos de poca calidad.
Pero en teoría, aún es posible que en ocasiones, cosas tan breves como un fogonazo o el destello de la hoja de un cuchillo que posiblemente lleven al uso de la fuerza, puedan no ser grabadas.
Mayores consecuencias tiene la manera con que la cámara registra el tiempo de acción y reacción.
A causa de la curva de reacción, en la pantalla parece que un agente puede ser medio segundo o incluso más lento respecto de la acción, cuando extrae su arma de la funda. Si está disparando o cesando de disparar, la toma de decisiones y la activación física toman también su tiempo, pero obviamente,ésto no puede mostrarse en pantalla.
La gente que no entiende de este proceso de reacción, no lo tendrá en cuenta cuando visualice la cinta. Pensarán que el policía irá a la par de la acción mientras la cámara graba, así que, sin un conocimiento previo, probablemente no entenderán por qué un policía puede inintencionadamente acabar pegándole unos cuantos tiros en la espalda del agresor, o efectuar unos disparos de más cuando la amenza ya había cesado.”
4- Una cámara puede ver mejor que tú en condiciones de baja luminosidad.
La tecnología de las cámaras personales permite grabar con claridad en infinidad de condiciones de luz. Cuando la grabación es posteriormente visualizada, es posible ver elementos de la escena con mucho más detalle que cualquier persona hubiera podido hacerlo en el momento de producirse los hechos.
Si en condiciones de presión y alto estrés estás recibiendo menos información visual que la que recibe tu cámara, estarás más a expensas del contexto y de los movimientos para calcular y reaccionar ante posibles amenazas. En situaciones de luz tenue, la postura de un sospechoso probablemente te diga, de forma inmediata, más que cualquier objeto que pueda sostener. Cuando el video sea visualizado posteriormente puede ser evidente que lo que portaba en la mano era un teléfono móvil en lugar de un arma. Si todos esperan que hayas visto eso tan claro como en la cámara se ha visto, tu reacción se juzgará altamente inapropiada.
Por otra parte, las cámaras no siempre funcionan correctamente cuando hay transiciones de luz. Una cámara puede fallar en la captura y eliminar algunas imágenes cuando de repente se va de un lugar brillante a otro con poca luz o viceversa.
5. Tu cuerpo puede bloquear el objetivo.
La amplitud de escena que una cámara es capaz de grabar, depende de donde esté situada y en donde se desarrolle la acción. Dependiendo de la localización y del ángulo, la imagen puede quedar bloqueada por alguna parte de tu cuerpo.
Si, por ejemplo, estás disparando un arma o un táser, una cámara instalada en tu pecho puede que no grabe más que tus manos y brazos extendidos. Los momentos críticos que uno puede ver en una actuación policial pueden perderse por completo en la grabación gracias a esos movimientos dinámicos que finalmente enmascararán aquéllo que será necesario para juzgar objetivamente la actuación policial.
6. Las cámaras solo graban en 2-D.
Debido a que las cámaras no graban la profuncidad de campo,( la tercera dimensión que percibe el ojo humano ) el cálculo de distancias sobre las imágenes grabadas puede ser muy complicado.
Dependiendo de las lentes, las cámaras pueden comprimir las distancias entre los objetos o hacerlos parecer más lejanos de lo que en realidad están. Sin un apropiado sentido de las distancias, un investigador puede malinterpretar el nivel de amenaza al que se está enfrentando el policía.
El doctor Lewinski critica muchas de las imágenes tomadas por estas cámaras en las que la distorsión de las distancias llega a ser un verdadero problema. En una de ellas, el uso de la fuerza efectuado por un policía parecía desproporcionado porque el sospechoso parecía estar muy alejado para tomarlo como una amenaza seria. En otra, un agente aparece golpeandole la cabeza del sospechoso con una linterna cuando, de hecho, el golpe era dirigido hacia una mano y en ningún momento tocaba la cabeza.
Existen procedimientos para determinar las distancias en las grabaciones en 2-D, pero ni son conocidas ni accesibles para la mayoría de los investigadores.
7. La ausencia de medios sofisticados para controlar paso a paso el tiempo resulta crítico.
El registro del tiempo en las grabaciones no se mide de forma precisa. Generalmente la acción se mide en tramos de minutos. En algunos casos muy complicados y controvertidos, esto no es suficiente. Para analizar y explicar de forma precisa la percepción del policía, tiempo de reacción, opiniones y toma de decisiones sería necesario poder parar el cronómetro en centésimas de segundo o incluso menos.
Hay programas de post producción para ordenador muy reconmendables que pueden, a posteriori, emplearse para codificar el metraje de forma electrónica. Cuando los investigadores observan con precisión cuan rápido se mueve un sospechoso y cuan rápidos son los distintos elementos que intervienen en un encuentro, como es el desenfunde del arma, pueden cambiar de forma radical su percepción de lo que pasó y de la presión que reciben los policías que se ven involucrados en situaciones como éstas.
8. Una cámara puede no ser suficiente.
Cuantas más cámaras haya grabando una actuación con uso de la fuerza más oportunidades habrá de clarificar las incertidumbres. El ángulo, la luz ambiental y otros elementos, casi con toda seguridad, variarán de una perspectiva de visión del policía a
otra y sincronizando el metraje proporcionará una información más amplia para entender la dinàmica de lo ocurrido. Lo que desde un ángulo parece una acción atroz, puede perfectamente estar justificada desde otro.
Pensemos por un momento en el analisis que se hace de las jugadas de fútbol americano. Para resolver algunas jugadas conflictivas, los árbitros quieren ver la jugada desde cuantas más cámaras sea posible para poder comprender lo que estan viendo. Lo ideal sería que los agentes se merecieran y tuvieran la misma consideración, pero el problema viene cuando muchas veces solamente hay una única cámara implicada, comparada con la docena que pueden ser consultadas en un evento deportivo.
9. Las cámaras fomentan la crítica.
Según la Corte Suprema de Los Estados Unidos, en el caso de Graham contra Connor, manifiesta que las decisiones de un agente en situaciones sobrevenidas de tensión e incertidumbre no deberían ser juzgadas a toro pasado. En cambio en el mundo real sí lo son. Las consecuencias de un tiroteo grabadas por una cámara ofrecen una casi irresistible tentación para los investigadores de jugar al “podría-debería haber hecho”.
Con calma y tranquilidad, la imagen se puede repetir infinitamente, escrutar la acción para visualizarla al detalle, pasarla lentamente, congelar la imagen, etc. El policía tiene que valorar lo que está experimentando en el momento justo en que está pasando y además estando sometido al estrés que supone estar en primera línea. Esta desigualdad de condiciones puede llevar a muy diferentes conclusiones.
Como parte de la investigación del incidente, recomendamos que se permita al agente implicado, ver lo que su cámara personal u otra, haya podido grabar. Sin embargo, debería ser advertido de que el visionado de la grabación únicamente debe ser considerado como mera información de lo sucedido y tampoco se le debería permitir suplantar los recuerdos de primera mano del incidente. La justificación para un tiroteo o cualquier otro uso de la fuerza, debería venir de lo que el agente razonablemente percibió y no necesariamente de lo que grabó la cámara.
10. Una cámara nunca debería reemplazar una investigación concienzuda.
Cuando un agente se opone a llevar la cámara, la interpretación inmediata del ciudadano es que se trata de un acto de poca transparencia. Pero es más probable que el agente se oponga porque piense que les dan las cámaras de forma injustificada, si no, exclusivamente para poner en tela de juicio sus actuaciones.
La grabación de una cámara nunca debería considerarse como la única verdad sobre el incidente en cuestión. Es necesario que sea contrastado y comparado con el testimonio de los testigos, forenses, las manifestacions de los agentes intervinientes y otros elementos de una justa, concienzuda e imparcial investigación que tenga en consideración los factores humanos.
De ninguna manera se tiene la intención de menospreciar los méritos de las cámaras. De hecho los primeros test efectuados han mostrado que se han reducido tanto la frecuencia
de los encuentros donde se emplea la fuerza como las quejas de los ciudadanos contra los policías.
Un conocido abogado defensor de la policía no se equivocaba de mucho cuando decía que una cámara es la mejor y la peor prueba a la vez. Las limitacions tanto de la cámaras personales como de tantas otras, necesitan ser plenamente entendidas y evaluadas para así maximizar su efectividad y asegurar que no sean consideradas por aquellos que realmente no entienden la realidad de la dinámica de la violencia como la panacea.”
Traducción realizada por Manuel Diago Roig, oficial encargado de la instrucción de tiro de la Policía Local de Vila-real.
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