En la presentación del servicio ante la prensa a mediados de mayo daba la impresión de un cambio de tendencia en la relevancia de este dispositivo para la Delegación de Policía y por extensión del Ayuntamiento, en el que pudimos ver una año más a los policías formados, el despliegue de todos los vehículos policiales que, en un principio, figuraban sobre el papel e indispensables para el correcto desempeño del servicio de playas, previsto por la propia Delegación. Además, tras muchos años sufriendo los desvencijados contenedores, por fin, este año se ha inaugurado un reten portátil con unas condiciones aceptables para los agentes y por extensión a los ciudadanos. Hasta aquí todo bien.
Una vez más, como en años anteriores, volvimos a echar de menos las embarcaciones propias de antaño que, año tras año, seguimos reclamando para la PLV, tan necesarias y vitales, sobretodo, para situaciones tan habituales como casos omisos a banderas rojas, desobediencias a los socorristas, bañistas ebrios, o fuera del servicio de socorristas donde los únicos que quedan en la playa son los policías no siendo la primera vez que tienen que jugarse la vida en un rescate.
Sin embargo, en la actualidad nos encontramos con dos realidades muy diferentes, la VIRTUAL, que se nos presentó el pasado mes de mayo con el inicio del servicio de playas, y la REAL, que es la que están sufriendo los policías y por extensión los vecinos y turistas, que es la siguiente:
La Realidad Virtual. Aunque en el papel el dispositivo móvil pudiera parecer suficiente:
Todo ello con una dotación de 50 policías voluntarios y motivados, con una amplia experiencia y formados para dicho servicio.
La Cruda Realidad. Pero en la arena de la playa y fuera del sufrido papel y presentaciones a medios de comunicación al margen, lo que queda (y disfrutamos/padecemos los contribuyentes) es muy distinto, con la única excepción: las y los profesionales que integran el dispositivo y verdaderos artífices pro su dedicación, de que algunos políticos salven la cara, puesto que estos no tienen vehículos y los que tiene están en condiciones que dejan bastante que desear.
Casi 30 kilómetros de Playas, una de las playas asociadas a una gran capital de las más extensas de España, con una afluencia de vecinos y cada vez mas masiva de turistas, siendo el diamante en bruto y más tras las banderas azules otorgadas, auténtico motor económico de esta ciudad y a la cuál la atención que se le presta desde un punto de vista policial es prácticamente la misma que hace 20 años cuando empezó a desplegarse el operativo, tal y cómo se hace en la actualidad, o visto lo visto, incluso peor.
En definitiva, buenos profesionales paralizados y limitados por un escaso interés y una gestión nefasta de los recursos materiales en un dispositivo que será la imagen con la que muchos turistas se quedarán de este cuerpo policial y del Ayuntamiento cuando acudan a la playa y que debería de recibir, al menos, el mismo interés que otras áreas vinculadas a las playas.
El Sindicato Profesional de Policía Local SPPLB denunciaba ayer las «penosas» condiciones en las que se está prestando el dispositivo de playas de Policía Local en València y su repercusión en la seguridad y bienestar de vecinos y turistas.
La organización sindical apuntaba que durante la presentación del servicio a mediados de mayo «daba la impresión de un cambio de tendencia en la relevancia de este dispositivo para la Delegación de Policía y por extensión del Ayuntamiento, en el que pudimos ver una año más a los policías formados, el despliegue de todos los vehículos policiales que, en un principio, figuraban sobre el papel e indispensables para el correcto desempeño del servicio de playas». Además, piden aumentar la plantilla de la Policía Local y «garantizar mínimamente los servicios que los ciudadanos y ciudadanas requieren».
Además, destacaban, «tras muchos años sufriendo los desvencijados contenedores, por fin, este año se ha inaugurado un reten portátil con unas condiciones aceptables para los agentes y por extensión a los ciudadanos». No obstante, aseguraban «echar de menos» las embarcaciones propias de antaño que, «año tras año, seguimos reclamando» y que consideran «tan necesarias y vitales, sobre todo, para situaciones tan habituales como casos omisos a banderas rojas, desobediencias a los socorristas o bañistas ebrios».
Al respecto, explicaban que «aunque en el papel el dispositivo móvil pudiera parecer suficiente» en zonas como El Saler, con una mayor extensión pero menor concentración de personas, hay dos quads, un todoterreno, dos turismos, «de los cuales uno se cae a pedazos»; dos motocicletas ´scooter´, «vehículos nada apropiados para el Saler» y dos bicicletas.
Sin embargo, en la Malvarrosa, con «poco más de dos kilómetros de playas pero con una concentración de personas y vehículos brutal y muchos problemas asociados, como hurtos, gorrillas, venta ambulante, tráfico, ordenanzas o bandos licencias», hay tres quads de los cuales sólo funciona uno; tres bicicletas, un Segway, un todoterreno, tres motocicletas, «una con el caballete atado con cuerdas», y dos turismos.
Sergi Campillo, concejal de Govern Interior, apuntaba: «En el Govern de la Nau estamos de acuerdo con que las plantillas de Policía, al igual que de otras categorías como la de Bomberos, deben ser reforzadas. Por eso, fue el Govern de la Nau el que aprobó, en la primera convocatoria posible que diseñamos y por primera vez desde hacía 10 años, nuevas plazas de agentes (33) en la Oferta Pública de Empleo (OPE) de 2016, que superaron con creces las bajas que se habían producido el año anterior (15)». «Nos hubiera gustado sacar más plazas pero, de nuevo, la tasa de reposición impuesta por el gobierno central del Partido Popular nos lo impidió», incidía Campillo.
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