La inspección estará a cargo de técnicos municipales y de un laboratorio externo, que será el encargado de realizar las pruebas sobre el hormigón. Mientras se realizan, el parque Oeste, que se construyó en 1975, permanecerá cerrado como medida de prevención.
«Vamos a arreglarlo todo y cuando se pierda la realidad de inseguridad que existen, según los técnicos, los bomberos volverán allí», confirmó Domínguez. Además, avanzó que estudian la posibilidad de ubicar también en el mismo lugar «alguna unidad de Protección Civil».
Hasta que llegue ese momento, la dotación de bomberos, compuesta por ocho personas, estará destinada al parque Central, ubicado en la avenida del Cid. A pesar del cierre, la prestación del servicio «está garantizada», dado que el parque de Campanar, que se encuentra cerca, «da cobertura perfectamente».
Ante esta situación, las secciones sindicales de bomberos en SPPLB, CSI-F y UGT reclamaron una revisión de todos los retenes que existen en la ciudad, apuntando que, por ejemplo el de El Saler lleva un mes sin agua caliente. Al mismo tiempo, exigieron al concejal el «compromiso firme» de la reapertura del parque Oeste, ya que temen que el cierre provisional se convierta en definitivo como ya planteó el año pasado el ayuntamiento.
Remodelación en 2002
El propio Domínguez lo recordó ayer al detallar la remodelación que se hizo en 2002 en la parte exterior del edificio porque estaba «muy cochambroso». También se habilitaron los cuartos de baño. No se actuó en la estructura del inmueble «porque no había ningún signo externo que indicase que no estaba en condiciones», señaló.
En este sentido, tanto el portavoz del SPPLB como los de CSI-F y UGT remarcaron el deterioro y las numerosas deficiencias, un aspecto que también criticó el grupo municipal de Esquerra Unida, cuya concejal Rosa Albert acusó al gobierno de Barberá de «haber permitido la degradación del parque de la zona Oeste por la falta de inversión en el mantenimiento y por invertir el dinero de la ciudadanía donde no corresponde».
Una situación que, unida a la inminente apertura del retén del centro histórico (prevista para la próxima semana), provoca incertidumbre entre los trabajadores. Para el sindicato CSI-F, «comprendemos el desalojo del parque Oeste pero nos preocupa que no vuelva a abrirse porque en el parque Centro [Ciutat Vella] no había dotación asignada».
Así, este sindicato recordó que en los últimos cinco años se han jubilado un centenar de bomberos y no se han cubierto las plazas. «No hay renovación de personal, estamos bajo mínimos y llevar personal al nuevo parque era complicado», indicaron fuentes sindicales. Por ello, explicaron que para los presupuestos municipales de 2016 solicitaron una partida para crear nuevas plazas de bomberos.
En la misma línea se manifestaron desde UGT, que recordaron a los trabajadores de los contratas de limpieza y mantenimiento que se ven afectados por el cierre de la instalación. «Esperamos que sea provisional porque vemos el retén Centro como una amenaza para trasladar a la gente y no crear plazas».
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