En el campo hay una frase muy manida; aquella que afirma ´nunca llueve a gusto de todos´. La puesta en marcha del grupo de Seguridad en el Ámbito Rural (SAR) de la Policía Autonómica, como unidad especializada en la lucha contra la oleada de robos que sufren las zonas rurales, ha sido mayoritariamente bien recibida por asociaciones del campo y agricultores. Pero no todos lo ven así: «La creación del nuevo grupo del SAR es un parche a la creciente inseguridad ciudadana».
La frase sale del Sindicato Profesional de Policías Locales y Bomberos (SPPLB), mayoritario, en el sector, quien apostaría por otra medida para paliar esta lacra en la Comunitat Valenciana. «El camino es dotar de medios económicos y profesionales a los municipios para que puedan mantener sus plantillas de Policía Local e incluso aumentarlas, en vez de malgastar una inversión económica en la creación de un nuevo grupo», sostienen desde el sindicato.
La crisis tampoco ha pasado de puntillas por los retenes de los agentes municipales y su dotación para combatir la inseguridad en las zonas rurales. «Muchísimas poblaciones están realizando recortes en materia de Policía Local», lamentan desde el SPPLB.
La unión hace la fuerza, dice otro refrán. Y por esa solución apuesta la organización sindical. Para ellos, la mejor herramienta de lucha contra los amigos de lo ajeno en el campo sería «fomentar la asociación o la mancomunidad de pequeños municipios para prestar servicios de manera conjunta en los términos más extensos y con personal que conoce al dedillo los rincones del campo valenciano».
Por ello es por lo que el sindicato considera que deberían luchar el Ministerio del Interior y la Conselleria de Gobernación, «en vez de crear grupos para acallar la voz de los ciudadanos que continuamente sufren robos y expolios».
Aunque el trabajo del grupo de Seguridad en el Ámbito Rural (SAR) de la Policía Autonómica sigue dando sus frutos. Su última intervención se produjo el lunes, cuando identificaron a siete personas pescando de manera ilegal en la Albufera de Valencia, en el término de Catarroja.
Varios testigos alertaron a los agentes y estos localizaron a los sospechosos con numerosos peces en su poder, muchos de los cuales fueron devueltos vivos al agua. Cuatro de ellos ni siquiera tenían licencia para pescar.