La Policía Local ha aumentado los controles de velocidad nocturnos en las últimas semanas, según confirmaron ayer fuentes del Sindicato Profesional de Policías Locales y Bomberos. El secretario general de dicha entidad en el ayuntamiento, Jesús Santos, comentó que este incremento debería notarse en «más recursos para los agentes» del Cuerpo.
Los controles suelen montarse de lunes a miércoles a partir de las diez y media de la noche, mientras que el resto de la semana se retrasan hasta primeras horas de la madrugada. Los agentes disponen de un equipo de medición, aunque en ocasiones «no se utiliza porque se decide realizar otros servicios», indicaron otras fuentes a este periódico.
Alrededor de un centenar de personas y una treintena de vehículos forman el turno de noche de la Policía Local, precisaron las mismas fuentes. «Nos repartimos el botellón, la prostitución, el tráfico y otras cuestiones». En esta distribución, el control de velocidad se ha convertido en un fijo en las últimas fechas.
Las zonas de ocio son lugares predilectos para este tipo de controles. Santos comentó, ante las críticas vecinales por el afán recaudatorio, que «nosotros no sabemos si es por eso o para prevenir accidentes. En todo caso, los ingresos que se consiguen con esas multas no revierten para nada en un aumento de los recursos del Cuerpo».
El concejal de Seguridad Ciudadana, Miquel Domínguez, anunció a principios del mes pasado la intención de aumentar los equipos de medición con siete radares mas y seis detectores en los semáforos para fotografiar vehículos que se salten el disco en rojo.
Esto provocó las críticas de asociaciones de automovilistas, que incluso mostraron sus dudas sobre la legalidad de este tipo de sanciones. En Madrid, sin ir más lejos, los conductores están ganando los recursos en base a que los aparatos no están homologados.
Los controles en las zonas de ocio se combinan con los de alcoholemia. Acerca del botellón, las mismas fuentes precisaron que el problema es la necesidad de analizar el contenido de las botellas, lo que retrasa y encarece todo el proceso hasta hacerlo inoperante.
El gobierno municipal estudia, como publicó este periódico, una modificación de la normativa para que no sea preciso el análisis de los productos alcohólicos y la multa se valide con la palabra del agente. Esto, no obstante, todavía no se ha plasmado en un documento, por lo que la sanciones seguirán basándose en la desobediencia a la autoridad.