Nos has dado la última lección
con valor y admirable disciplina.
Que has sido feliz, eso se adivina,
en tu vida pusiste el corazón.
Caballero en la vida y el adiós,
no has querido caer en la rutina,
donde, el dolor, con fuerza desafina
y prolonga la vida sin razón.
Te has marchado con una sonrisa
a pesar de lo amargo del camino.
Amigo Roque, ¿por qué tanta prisa?
¿Por qué desafiaste al destino?
¿Por qué tu voluntad noble y sumisa
dejó girar la rueda del molino?
Desde hoy, por los cielos estrellados,
patrullan ángeles motorizados.
Jesús - 20-3-13
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